Los lectores habituales tienen más conexiones neuronales que los no lectores y la neurociencia ha demostrado que leer es un acto complejo en el que intervienen varias áreas de nuestro cerebro, entre ellas diferentes regiones vinculadas con imaginación, la acción motora, la emoción y la memoria.
Si queremos que el acto de leer implique algo más que solo descifrar textos escritos tenemos que motivar al alumno a mejorar su expresión y comprensión oral y escrita de una forma creativa. De nuevo la creatividad se muestra como una capacidad que podemos entrenar para mejorar con ella también nuestras habilidades como lectores.