Creatividad

LA CREATIVIDAD COMO MOTOR

La metodología de trabajo que se aplica a esta guía, está íntimamente relacionada con la creatividad. Si la neurociencia ha demostrado que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción, la promoción de la lectura va unida de forma indisoluble a la creatividad. Y no solo eso, sino que nuestra curiosidad, a su vez, funciona como motor de la creatividad. Un primer paso esencial para ser creativo es cuestionarse la propia manera de ver las cosas, actuar como un agente activo para generar aprendizaje.

“La curiosidad, lo que es diferente y sobresale en el entorno, enciende la emoción, y con ella, con la emoción, se abren las ventanas de la atención, foco necesario para la creación de conocimiento” (Francisco Mora)

Es necesario entender que todos los seres humanos tienen una enorme capacidad para ser creativos, es decir, para enfrentarse a problemas nuevos, o resolver de forma nueva problemas antiguos. Pero lo más interesante de nuestro potencial creativo es que activándolo se ponen en acción otros agentes activadores, como son la emoción y la motivación.

Entendida así, la creatividad permite encender la chispa del aprendizaje, a través de la emoción, introduciendo novedades útiles en una gran variedad de disciplinas que pueden estar relacionadas con la ciencia, las artes o la economía, entre otras. Suele considerarse la creatividad, por tanto, como la capacidad de generar ideas novedosas y útiles, sin embargo, existe un componente subjetivo asociado a la novedad y a la utilidad de las producciones creativas. Esa es la razón de que Kounios y Beeman (2015) defiendan la creatividad para reinterpretar algo descomponiéndolo en sus elementos y recombinando estos de forma sorprendente para alcanzar algún objetivo.

Este concepto aplicado a la lectura permite extraer las imágenes, los sonidos, las posibilidades lúdicas y digitales de los libros y recomponerlas de una forma creativa que ayuda a potenciar el desarrollo neuronal desde las primeras edades. No hablamos de un lector pasivo en ningún momento, sino de un lector activo que interactúa con lo que lee, lo comparte y además crea sus propias versiones o historias apropiándose del significado y otorgándole valor añadido a través de sus propias ideas.

A lo largo del tiempo los seres humanos hemos buscado la manera de hacer mas gratificante nuestra existencia en el mundo, nos han surgido necesidades nuevas y hemos tenido que darles solución. Algunas cosas estaban ya allí, solo necesitaban que alguien las descubriese. Otras, sin embargo fueron fruto de una casualidad o de un “genio”. La historia de la Humanidad es una continua búsqueda, un continuo avanzar, un proceso de adaptación a cada situación (la caza, el cultivo, el calzado…) Y para muestra, un botón.

Si, si, un botón. Seguro que llevas alguno en tu ropa y no te has planteado de dónde surgió. Lo mismo podrías hacer con la cuchara, los pantalones vaqueros o hasta una fregona. Todos son fruto del pensamiento creativo del hombre aplicado a una necesidad, incluso algunos son el aprovechamiento de un “error”. Esa es la esencia de la creatividad.

Dicen los expertos que seis de cada diez niños trabajarán en puestos de trabajo que aún no existen. Y sin irnos hasta el futuro, cuando les preguntan a las empresas cuales son las capacidades que mas valoran en los candidatos, destacan la creatividad, la colaboración y la inteligencia emocional. Las máquinas y la tecnología podrán sustituirnos en algunas tareas automáticas pero nunca olvidéis quiénes las programan.

Ilustración de Jean Jullien en Modern LIfe (Ed. Phaidon)

La historia de la Creatividad es la misma que la de la Humanidad, y se ha ido adaptando a ella siempre. Así que, mas que nunca, os pedimos que no os olvidéis de ponerla en práctica, de intentar buscar respuestas originales a las preguntas que nos hacemos para no ser simples reproductores de conductas o meros consumidores. Necesitamos producir ideas, recuperar la capacidad de cambiar lo que nos rodea si no nos gusta, ser más críticos, pero a la vez no quedarnos de brazos cruzados esperando que venga alguien más a cambiarlo cuando está también en nuestras manos.